domingo, 21 de octubre de 2012

Día de la Madre: “Me acostumbré a vivir sin mis hijos, pero ahora tengo miles que me llaman y me hablan"

Madre por primera vez con apenas 19 años, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, repasó su historia y reflexionó sobre su particular manera de vivir la maternidad en una charla íntima con el noticiero Visión Siete, a propósito de la celebración del Día de la madre.



“Fui madre a los 19 años y tuve mis dos hijos con 3 años y medio de diferencia y después Alejandra con 10, casi 11 años de diferencia de los otros. Fui una mamá joven, no mamá de libro, sino una mamá que va aprendiendo de sus hijos; una madre común”, aseguró.

Por haber sido madre tan tempranamente, Bonafini reconoce que “crecí con ellos”.

“Aprendí que no hay libro para criar los hijos, y que uno tiene que aprender mucho de ellos. Mis hijos me cuestionaban mucho, me preguntaron cosas que yo nunca me había preguntado. Así de cada uno aprendí algo. Desde los 15 años hacían política y yo estaba encantada con lo que hacían mis hijos. Como yo casi no pude ir a la escuela, todo era nuevo, era fantástico”, aseguró.

De sus hijos asegura que le salieron “tan diferentes todos pero tan buenos” y a cada uno lo describe por una particularidad. “El más grande era más paternalista, le decíamos ‘el duque’. Y Raúl más de los bichos. Y Alejandra más absorbente para todo, sabe de todo ella”, dice.

Entre 1977 y 1978, los dos hijos mayores de Hebe y su nuera fueron desaparecidos por la dictadura militar. A partir de entonces, su vida daría un vuelco: ya no sería la misma mujer y tampoco su manera de vivir la maternidad.

“Ahora me acostumbré a vivir sin ellos, María Elena, Jorge y Raúl, me acostumbré a vivir con miles que me llaman y me hablan. No tengo tiempo de extrañarlos, sí cuando llegan estas fechas que están en el almanaque, no en la vida de uno o en el corazón. Y sí, la mesa es más chiquita, no están y ahí sí se extrañan”, afirmó.

“Como nosotros no los consideramos muertos a nuestros hijos, todas las noches como que hay un diálogo con ellos, yo repaso lo que hago en el día”, dijo.

De todos los recuerdos sobre sus hijos desaparecidos, los que más le cuesta retener en la memoria es su voz.

“Lo primero que se olvida de los hijos es la voz, cuesta mucho recordarla. Después las caras, los ojos, las manos, no. Pero la voz se te olvida, tenés que esforzarte para volverlos a escuchar, pero cuando ocurre es muy lindo, como un cántaro, una canción”, concluyó.


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