González Fraga ha sido convocado para reeditar el Plan Austral, acabar con el Sistema Integrado Previsional Argentino y el retorno al FMI como en tiempos de Raúl Alfonsín. De Narváez será la carta que habrá de legitimar la liquidación del movimiento trabajador desde el peronismo.
Como partido político, la UCR carece de horizonte si no profundiza y acelera su derechización. A esto –y no a un “giro” a la derecha– obedece la elección de González Fraga y la alianza con De Narváez. A esto y no a otra cosa obedece que Alfonsín hable de austeridad fiscal y de fin del derroche. Otra opción no le queda.
Luego del deterioro social y económico heredado del Proceso, Alfonsín padre lanzó la promesa perfecta con las “100 medidas para que su vida cambie”, porque sin promesa de cambio no habría posibilidad de triunfo electoral. Pero Alfonsín (h) no puede ir con este cuento porque, ¿cuántos son los argentinos de clase media o clase baja que hoy por hoy rechazan su situación socioeconómica?
Y peor aun, no sólo no la rechazan sino que advierten en la presidenta a la única carta para seguir mejorando. Como la UCR (ahora devenida en rimbombante Unión para el Desarrollo Social –UDS– o partido “Ustedes”) va perdiendo su base social de clase media a pasos agigantados, Ricardito se ve obligado a hablarle a los mercados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario