Siempre intento tener presente, cuando procuro interpretar algún acontecimiento de actualidad política nacional, que alguna vez, en este país, alguien pintó en una pared “viva el cancer”, cuando murió Evita.
Pues bien.
Sin perder de vista ese contexto, intento entender desde que lugar, hay quienes consideran que pueden colocarse a la altura de alguien que representa tanto en la historia de nuestro país, como lo es Hebe de Bonafini.
¿Desde donde, se sienten autorizados para juzgarla?.
¿Cuanto de inacapacidad, resentimiento, animosidad, resquemor y silenciosa cobardía encierra el hecho de situarse en el sendero opuesto a alguien que a lo largo de su vida le dió significado concreto y verídico al término dignidad?
¿No les llama la atención, la pertenencia mediática, ideológica y económica de quienes la atacan?
¿No los invita a la reflexión, verse transitando el mismo camino que, por ejemplo, Marcelo Longobardi ó Mariano Grondona?
¿No los hace cavilar, siquiera, el hecho de que el mismo discurso sea difundido por doscientos y pico de medios que habrían sido adquiridos, en muchos casos, a punta de pistola ó mediante secuestros, torturas y asesinatos como es el caso del Grupo Clarín?
…
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