Techos agujereados, sanitarios rotos y boquetes en las paredes. De cinco ascensores, la mayoría de las veces suele funcionar solo uno. La Sala A-B, la de mayor capacidad (mil butacas), está cerrada hace cinco años y funciona como depósito.
Aunque el gobierno porteño se apresta a inaugurar una obra en un sector del emblemático Centro Cultural General San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, las condiciones de la histórica torre, y sus salas principales, así como la oferta de un espacio que supo nutrir a la ciudad de arte y cultura contrastan seriamente, por el franco y sostenido deterioro de hace años.
El edificio, cuyas obras de remodelación debieron iniciarse en diciembre de 2006, sufre una notoria falta de mantenimiento que se percibe a simple vista: techos agujereados, sanitarios rotos, boquetes en las paredes.
De cinco ascensores, suelen funcionar sólo dos con regularidad, y la mayoría de las veces, apenas uno. La Sala A-B, la de mayor capacidad (mil butacas), está cerrada hace cinco años y funciona como depósito de mobiliario y acopio de material.
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