Quince meses después de iniciado, el gobierno de Mauricio Macri es un gobierno con baja aceptación y jadeante.
Creyeron que era normal prometer un programa y luego hacer lo contrario. Pero en política todo tiene un costo.
A su vez, el gobierno carece de un sostén firme en el Legislativo. Depende fundamentalmente del apoyo de Sergio Massa y Diego Bossio, votándole todas las leyes o dándole estratégico quórum.
Solo les quedan los trolls, a quienes Macri ha apelado desde el comienzo, casi como si fueran un poder tutelar del Estado.
Si como indican todas las encuestas, las elecciones son desfavorables a Cambiemos, entonces, en el mejor de los escenarios, el Gobierno vegetará hasta el 2019.
A este difícil escenario se suma ahora una confrontación abierta con los maestros. Macri (YVidal) están aislados y confundidos. El margen de negociación del gobierno se agotó y “hace agua” por todas partes.
Los críticos del gobierno no sólo cuestionan la forma en que Macri maneja la crisis surgida de las medidas tomadas durante su gestión, sino que muchos, incluso en filas oficialistas, aprovecharon para manifestar desacuerdo con las “cínicas e impopulares” posturas ante los reclamos de los diferentes sectores.
Ya no es sorpresa que en estos últimos meses varios funcionarios de primeras líneas abandonaran la gobernante Alianza Cambiemos que, según comentó uno de ellos, “está herida de muerte”.
La crisis opera con fuerza centrífuga y numerosos analistas políticos temen por la suerte de una coalición formada hace apenas dos años y que gobierna sólo hace uno y medio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario