martes, 2 de agosto de 2011

En tiempos de estabilidad económica, los electorados votan continuidades políticas. Como contracara, las crisis ponen en problemas a los oficialismos.

La regla de oro indica que, en tiempos de prosperidad económica, con empleo, elevado consumo y posibilidades individuales de ahorro o inversión, los electorados tienden a votar continuidades políticas, en detrimento de las expectativas que puedan concentrar las opciones de cambio.

Como contracara de la misma moneda, las crisis económicas ponen en problemas a los oficialismos de todo tinte político.

La máxima por la cual en tiempos de estabilidad económica se vota la continuidad de los oficialismos, con independencia de su color político, se viene cumpliendo a rajatabla en el presente calendario electoral argentino, poblado de elecciones provinciales desdobladas de la nacional. Esto incluye hasta la excepción que confirma la regla: en la primera votación del año, en Catamarca, el oficialismo radical de Eduardo Brizuela del Moral perdió ante el kirchnerismo representado por Lucía Corpacci.

Los ocho procesos eleccionarios desarrollados tras la elección catamarqueña del 13 de marzo terminaron confirmando la plena vigencia de la regla: el 20 de marzo -y sus complementarias-, se impuso, si bien en forma pírrica, el “PJ Modelo Chubut” gobernante. El 10 de abril, Salta eligió la continuidad de Juan Manuel Urtubey y el 29 de mayo, los riojanos hicieron lo propio con Luis Beder Herrera. El 12 de junio, Neuquén confirmó en su cargo al mandatario Jorge Sapag, mientras que, dos semanas después, los misioneros ratificaron a Maurice Closs.

Julio deparó otras dos reelecciones, en sendas dobles vueltas electorales: Fabiana Ríos ganó en Tierra del Fuego y Mauricio Macri se impuso en Capital Federal. Y la ciudadanía santafesina, confirmó al socialismo gobernante en la figura de Antonio Bonfatti.

Como se ve, no hay una identidad política común en la gran mayoría de esos vencedores electorales: sumaron triunfos expresiones tan diversas como el Frente para la Victoria, el PRO, el socialismo, el Frente Social Patagónico (ex ARI), el PJ filo-K, el PJ Modelo Chubut y el Movimiento Popular Neuquino.

Lo que une a todas esas corrientes políticamente diversas es su calidad de oficialismos.

Esta máxima que horadó las ambiciones distritales del kirchnerismo en Capital Federal y Santa Fe es la misma que potencia las chances nacionales de reelección de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones presidenciales del 23 de octubre próximos.

Fuente: extractos de la nota "La primacía de los oficialismos" de Diego Bocchio.

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