viernes, 5 de agosto de 2011

Para pensar la Argentina y el mundo de estos días: Tres fotos, dos mundos, un proyecto.

El saber popular enseña que una imagen vale más que mil palabras.

Por eso, para pensar la Argentina y el mundo de estos días, propongo tres imágenes: el presidente de los Estados Unidos Barack Obama comiendo hamburguesas para “celebrar” la pirueta que le permitió evitar la cesación de pagos; la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciando un nuevo aumento a los jubilados; y las tapas del diario Libre, de Editorial Perfil, donde se asocia el neologismo “puticlub” con el ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni.

Como a toda selección, puede decirse que es arbitraria. Hay una multitud de imágenes con posibilidades de reemplazo, con la misma capacidad de significar.

Se podrá observar también con razón, que ninguna de ellas, por si sola, puede dar cuenta de la integralidad de los complejos procesos políticos, económicos y culturales que expresan.

Sin embargo, son momentos que condensan esas etapas y disparan algo más que reflexiones: ponen en escena perspectivas que afectarán la vida cotidiana de millones de personas.

En todo el mundo, el “modo de vida americano” se asocia rápidamente con el “fast food”. Obama y sus colaboradores comieron hamburguesas ante las cámaras, en una suerte de Mac Donald’s, para exponer que el sueño americano no terminó, que allí está “vivito y coleando”, sin cesación de pagos y con un ajuste que afrontarán, como ya sabemos por estas tierras cada vez que de recorte se trata, los más pobres.

Para evitar el default, demócratas y republicanos acordaron incrementar el techo de la deuda en 2,4 billones de dólares, pero también reducir gastos.

El ajuste va a contramano de lo que sucede hoy en buena parte de América Latina y lastimará a los más débiles.

El propio Obama reconoció que no aumentará los impuestos a los ricos, aunque admitió que algo habrá que hacer en el futuro porque “no podemos equilibrar el presupuesto pisando en la espalda a quienes han soportado lo peor de esta recesión: trabajadores, estudiantes y ancianos”. A confesión de partes, relevo de pruebas.

La misma foto podría utilizarse para describir la situación de gran parte de Europa. Grecia, España, Inglaterra e Italia reducen empleos a la par que achican el gasto estatal con la consiguiente merma de beneficios sociales y aumento de la pauperización de sus ciudadanos.

La crisis, tanto en Estados Unidos como en Europa, la generaron quienes detentan las mayores riquezas. Pagar, pagan los pobres y los asalariados.

En ese preciso instante, aparece nuestra segunda foto.

La de Cristina Fernández anunciando un aumento del 16,82 % en las jubilaciones, que totaliza un incremento del 37,06 % en lo que va del año (muy por encima de los incrementos salariales de los trabajadores activos y de la inflación) y un 107,87 % desde la puesta en marcha de la ley de movilidad en marzo de 2009.

Así, el poder adquisitivo de las jubilaciones alcanzó el nivel que tenía en febrero de 1976, fecha a partir de la cual comenzó a derrumbarse.

El Norte rico y opulento ajusta y recorta en perjuicio de los más necesitados, el Sur digno, en contraste apuesta al crecimiento económico estimulando la demanda a través de la mejora salarial, el crecimiento del empleo y la recuperación de los beneficios sociales.

Dos mundos que aún guardan notorias asimetrías en detrimento de las naciones más débiles.

La comparación permite ver que por estas latitudes hay un proyecto político, económico y cultural que se propone recuperar la dignidad del hombre sin distinción de clase, raza o credo.

Como decíamos, ninguna de las fotos es absoluta.

Queda mucho por hacer en nuestro país para alcanzar una justicia social plena.

Lo que pocos se atreven a poner en duda es que existe la decisión política de lograrlo.

Tanto es así que los sectores que defienden el privilegio, que aplaudirían otro ajuste aún con ríos de sangre y tinta, buscan en el operativo de prensa lo que no obtienen en la discusión de ideas.

Y allí aparece la tercera foto.

Los “puticlubs” de Zaffaroni, que “descubrió” Libre y sobre el que articulan el resto de los medios hegemónicos y una oposición política que, además de miserable, carece de guión propio.

Porque está claro que poco les importa si el ministro de la Corte sabe a quién alquilaba sus departamentos, sino destruir lo que Zaffaroni expresa: el combate del delito dentro de la ley, el respeto irrestricto a la condición humana y la independencia del Poder Judicial.

En definitiva, mucho de lo que no le perdonarán jamás a Néstor y Cristina Kirchner, verdaderos destinatarios de sus sombrías intenciones.



Por SERGIO FERNÁNDEZ NOVOA (Presidente de ULAN y Consejo Mundial de Agencias de Noticias. Vicepresidente de Télam).

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