miércoles, 9 de enero de 2013

Una verdadera multitud acompañó a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en los festejos por el regreso de la fragata Libertad al país


Una verdadera multitud acompañó a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en lo que fue una jornada de fiesta en la costa marplatense, para festejar el regreso de la fragata Libertad al país tras permanecer retenida ilegalmente en Ghana, por un pedido de embargo hacia el país de un fondo buitre.



Los verdes barrancos y parques de la zona portuaria de Mar del Plata fueron el escenario de la fiesta popular en la que no faltaron banderas con el colorido de numerosas agrupaciones políticas, sociales y gremiales, que se dieron cita para saludar el retorno del buque escuela de la Armada Argentina.

La fiesta popular concentró a unas 200.000 personas en la zona del puerto marplatense aledaña a la Base Naval, y unas 500.000 apostadas a lo largo de toda la costa de la ciudad feliz, informaron los organizadores del acto.

Muchos eran simpatizantes de agrupaciones llegados desde diferentes puntos del país, otros marplatenses residentes y los restantes turistas que veranean en esta época del año en la ciudad, y que desde mañana podrán visitar la nave que quedará amarrada en el puerto local.

Cerca del mediodía, cuando la TV mostró que la nave ya era visible en el horizonte, todos comenzaron a procurar la mejor ubicación para seguir minuto a minuto su acercamiento y los primeros fueron privilegiados al ocupar la plazoleta circular vecina al Club de Golf, en cuyo centro está el mástil sobre el cual flamea una gran bandera argentina.


Allí salvaron el día los vendedores de prismáticos chinos, que la gente les sacaba de las manos por 20 pesos y no dejaba de observar la figura de la fragata, que crecía lentamente desde el norte.

También tuvieron una buena jornada quienes vendían banderas argentinas, las de "Fuerza Cristina", con la imagen de la presidenta o las del perfil de la fragata, aunque también eran muy buscadas las de los afiches de "Yo te vi llegar", con la foto del navío.

Los paredones de las terrazas arboladas que conforman esa plazoleta, los verdes paseos del Bulevar Peralta Ramos y la calle de ingreso al puerto estaban vestidas de pancartas y banderas con consignas de bienvenida, firmadas por agrupaciones kirchneristas o municipios bonaerenses.



Más abajo, el parque que media entre el alambrado perimetral de la Base Naval y el mar se cubrió lentamente de público que ingresaban en prolijo orden desde el sur bajo sus banderas de fondos rojos, azules, blancos o negros, que flameaban con fuerza por la brisa de la tarde, bajo un cielo totalmente despejado.

El batir de bombos y redoblantes que acompañaba a estas agrupaciones, con gran presencia de jóvenes, se confundía con el rock nacional que surgía de los equipos de sonido junto al palco que luego ocuparían la animadora y los números artísticos.

Vendedores de bebidas, chipá y sándwiches ofrecían sus productos a la concurrencia, tanto fuera como dentro del predio portuario, aunque muchos habían llevado sus equipos de mate y alimentos.

Numerosos globos -de los redondos y tipo dirigibles- se elevaban sostenidos por hilos desde el césped, sobre el cual algunos jóvenes disputaban un picado de fútbol o jugaban a los naipes para hacer más entretenida la espera, mientras otros se extendían a tomar el sol de la tarde.



El cielo era también con frecuencia atravesado por helicópteros militares y de autoridades civiles, mientras gomones con comandos controlaban la seguridad en las aguas por donde entraría la fragata.

Una larga hilera de baños químicos fue parte del servicio que dispusieron los organizadores de la fiesta para el público, que en ningún momento cejó en sus cánticos partidarios, al menos hasta que, cerca de las 17, la gran figura blanca de la nave apareció frente a la escollera norte, reflejando el sol que comenzaba a declinar sobre el oeste.

En ese momento hubo una generalizada exclamación y aplausos, seguidos de un silencio expectante, mientras el práctico "Cuarteador" la remolcaba hacia el muelle y su par "Tejón" ayudaba desde atrás, seguidos por lanchas blancas de la Prefectura Naval y una nube de gaviotas.



Tras ingresar por entre las escolleras sur y norte, personal naval con su vestimenta de gala la saludaba desde la cubierta de la corbeta "Guerrico" y el submarino "San Juan" y, a las 17.45 los barcos anclados en el muelle de cruceros hicieron sonar sus sirenas de recepción, lo que hizo estallar los aplausos y vítores de la gente en toda la zona portuaria.

También hubo una unánime exclamación cuando tres aviones de la Escuadrilla de Acrobacia de la Fuerza Aérea aparecieron de repente detrás de la Fragata, desde el ras del agua y se elevaron dejando estelas de humo blanco, en tanto desde la escollera surgieron bengalas azules y blancas y los barcos quedaron por un momentos envueltos en las nubes de colores.

Lentamente, la Libertad fue arrimada al muelle, donde la Banda de la Armada y la del Cuerpo de Granaderos ejecutaron música militar y temas patrios, además de otros ritmos populares.

El clima se volvió cambiante desde entonces, con momentos de sol y nublados mientras la tarde se acababa, pero la concurrencia más cercana a la nave mantuvo el ánimo militante y recibió con aplausos a las autoridades nacionales, hasta que hizo silencio para escuchar el discurso de la presidente Cristina Fernández de Kirchner.

La recepción a la Fragata Libertad, que estuvo 77 días retenida ilegalmente en Ghana, fue en un clima festivo y pacífico, tanto de parte de quienes llegaron en forma organizada como de los que lo hicieron de manera particular, y fue coronada por un festival de fuegos artificiales, ya caída la noche.


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