Fue en el año del corralito, el 2001. Mil quinientos argentinos de altísimo poder adquisitivo, muchos de ellos con información privilegiada del poder político y económico; banqueros, empresarios, funcionarios, periodistas y estrellas de la farándula se llevaron sus dólares -tres mil millones en números redondos- al exterior. Todos sabemos como terminó esa historia.
Llevarse la plata afuera no es un delito si se la declara impositivamente. Forma parte, sí, del debate sobre qué país se puede construir si sus hombres más ricos prefieren un refugio financiero en el exterior.
Y no deja de ser un tema menor que la fuga debilita al sistema financiero. A tal punto lo desgasta, que la crisis del 2001 desembocó en el corralito, primero, y el corralón, después.
Por estos días, el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, aseguró que van a "liberar" todas las trabas para que los hombres de negocios puedan cambiar sus pesos a dólares cuánto y cómo deseen. Hoy el límite es de u$s 5 millones por mes. Pero no les alcanza.
"A la brevedad vamos a liberar (las trabas) por la cuales solo se pueden comprar u$s 5 millones por mes y con esto caerán el resto de las restricciones", explicó satisfecho el titular del Banco Central durante una conferencia de prensa.
El límite de 5 millones rige desde mayo, cuando el Centro elevó el tope que hasta ese momento estaba en 2 millones por mes. Ahora, directamente se eliminará cualquier tipo de límites.
En diciembre, una de las primeras medidas que tomó el Gobierno fue quitar las restricciones cambiarias , lo que automáticamente amplió el límite a 2 millones, monto máximo que se había fijado en abril de 2004.
La posibilidad de comprar dólares sin límites favorece la fuga de capitales en poco tiempo.
Fuente: DiarioRegistrado
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