A través de un escueto comunicado de apenas dos párrafos, la Cancillería Argentina manifestó su apoyo al golpe de Estado contra Dilma Rousseff.
El texto, de apenas 60 palabras, se refiere a “sucesos registrados en Brasil” y afirma que “el Gobierno Argentino manifiesta que respeta el proceso institucional que se está desarrollando y confía en que el desenlace de la situación consolide la solidez de la democracia brasileña“.
“En tal sentido el Gobierno Argentino continuará dialogando con las 'autoridades constituidas' a fin de seguir avanzando con el proceso de integración bilateral y regional”, concluye.
Al gobierno de Macri no le importa que Dilma haya sido reelecta hace apenas un año y medio, votada por 54 millones de personas.
Tampoco le interesa que la Presidenta de Brasil no esté imputada ni procesada por la Justicia en ningún hecho de corrupción, ni haya cometido ningún “delito de responsabilidad”.
El gobierno argentino celebra que tome el poder -de cualquier manera- en Brasil un gobierno neoliberal que llevará adelante las mismas políticas que Cambiemos: feroz ajuste, despidos, enfriamiento de la economía y tarifazos.
De hecho, la carrera política del actual presidente de la Nación comenzó con un golpe parlamentario en la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2006.
La Argentina se suma así a los embates de los poderes concentrados, el Partido Judicial, las grandes empresas transnacionales de medios de comunicación y el capital financiero internacional que acechan a toda la región, a fin de reflotar el modelo neoliberal en todos los países de Latinoamérica.
Chile se muestra preocupado
Chile se manifestó "preocupado" por los acontecimientos de los últimos tiempos en Brasil, y calificó de "amiga" a la presidenta Dilma Rousseff.
"El Gobierno de Chile expresa su preocupación por los acontecimientos de los últimos tiempos en esa nación hermana, los que han generado incertidumbre a nivel internacional, considerando la gravitación de Brasil en el ámbito regional", dijo un comunicado de la cancillería chilena.
En el texto se afirma que "Chile ha seguido con atención" los sucesos políticos recientes en Brasil, calificando de "amiga" a la presidenta Dilma Rousseff, destacando además que con ella "hemos mantenido excelentes relaciones".
Parlamento alemán
Representantes de la oposición y de los partidos gubernamentales rechazaron el juicio político aprobado por 55 senadores contra Rousseff. La vicepresidenta del partido de izquierda Die Linke, Heike Haensel, dijo a través de un comunicado: "nosotros observamos con gran preocupación el avance del golpe institucional en Brasil, a través del cual partes de la oligarquía corrupta tratan de derrotar a la presidenta Dilma Rousseff".
Destacó que lo que ven en Brasil no es un proceso de destitución, ni unas vacaciones forzadas como escribieron algunos medios alemanes, sino el intento de derrumbar de manera seudodemocrática a la presidenta electa.
Chile se muestra preocupado
Chile se manifestó "preocupado" por los acontecimientos de los últimos tiempos en Brasil, y calificó de "amiga" a la presidenta Dilma Rousseff.
"El Gobierno de Chile expresa su preocupación por los acontecimientos de los últimos tiempos en esa nación hermana, los que han generado incertidumbre a nivel internacional, considerando la gravitación de Brasil en el ámbito regional", dijo un comunicado de la cancillería chilena.
En el texto se afirma que "Chile ha seguido con atención" los sucesos políticos recientes en Brasil, calificando de "amiga" a la presidenta Dilma Rousseff, destacando además que con ella "hemos mantenido excelentes relaciones".
Parlamento alemán
Representantes de la oposición y de los partidos gubernamentales rechazaron el juicio político aprobado por 55 senadores contra Rousseff. La vicepresidenta del partido de izquierda Die Linke, Heike Haensel, dijo a través de un comunicado: "nosotros observamos con gran preocupación el avance del golpe institucional en Brasil, a través del cual partes de la oligarquía corrupta tratan de derrotar a la presidenta Dilma Rousseff".
Destacó que lo que ven en Brasil no es un proceso de destitución, ni unas vacaciones forzadas como escribieron algunos medios alemanes, sino el intento de derrumbar de manera seudodemocrática a la presidenta electa.
Fuentes: EP/ElDeber/Telesur
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