Tan fuertes fueron los vientos que, pareciera, algunos funcionarios del PRO se fueron volando. Porque si hay algo que no aguó el temporal fueron las vacaciones de muchos dirigentes macristas.
En las vísperas de Semana Santa todos fuimos testigos de la tormenta que azotó a la Ciudad de Buenos Aires. Árboles caídos, techos volados, paredes derrumbadas, cientos de hogares sin suministro eléctrico o sin agua, clubes de barrio destrozados, fueron el resultado de los vientos de más de 100 kilómetros por hora. Hubo vecinos porteños que perdieron muchísimo, inclusive su casa.
A casi una semana, la única noticia del Ingeniero es su viaje a la Patagonia. Eso sí, al menos es coherente con su forma de gobernar la ciudad: un Estado ausente.
Acaso a alguien todavía le llame la atención, pero no se vio a ningún comando del PRO asistiendo a los vecinos. La vice Vidal no apareció, Larreta no pudo postergar su viaje a Miami. Mientras tanto, los árboles seguían caídos en las calles.
Ni hablemos de la ministra de Desarrollo Social, la responsable directa de asistir a los vecinos. Las costas de Punta del Este le habrán resultado a Stanley un lugar más apacible que las zonas con destrozos en la Capital.
Hubo un llamado general a la solidaridad con todos los afectados. Y cada ciudadano hizo lo que estuvo a su alcance para darle una mano a sus vecinos, amigos y compañeros. Desde el Suterh abrimos todos los canales para asistir a los encargados de edificio que sufrieron pérdidas, en especial en la zona oeste.
Todos han aportado y se hicieron cargo de la situación. O casi todos, menos los principales responsables.
por Victor Santa María
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