Muchos contribuyentes que ya habían pagado fuertes subas en 2008 vuelven a recibir boletas con aumentos exorbitantes. "A nadie le gusta que le suban un impuesto al doble –cuenta Gabriela Menéndez, que vive en un PH de 140 m2 en Caballito–. Pero a mí me molesta mucho más porque Macri va a usar esta plata para su campaña de 2015, no para mejorar la Ciudad. Porque mientras sube los impuestos, cierra grados en las escuelas".
Ya llegaron las boletas de ABL con el aumento y junto con ellas los vecinos de la Ciudad, además de recibir un baño de realidad, experimentaron sensaciones de confusión debido a que se encontraron con tres o cuatro boletas con una cantidad de importes que, en principio, parecen de difícil lectura y hacen que los propietarios no sepan qué pagar .
Las nuevas boletas tienen diferenciada la tasa de ABL y el impuesto inmobiliario. Y recibir tres o cuatro tiene que ver con si el contribuyente hizo el pago anual o no. “A mí me llegaron hace una semana y tardé en entenderlas –cuenta Federico Montes, que vive en un departamento de 28 m2 en Congreso–. Me aumentaron más del 200%. Encima hay que pagar toda junta la suba retroactiva”.
La suba supera ampliamente el 66% promedio que se estimó inicialmente, cuando la Legislatura aprobó la nueva Ley Tarifaria durante la madrugada del 25 de noviembre de 2011. El incremento va del 100% al 300%, según los barrios, y en algunos casos supera el 1.000%, tal como anticipó Clarín .
“A nadie le gusta que le suban un impuesto al doble –cuenta Gabriela Menéndez, que vive en un PH de 140 m2 en Caballito–. Pero a mí me molesta mucho más porque Macri va a usar esta plata para su campaña de 2015, no para mejorar la Ciudad. Porque mientras sube los impuestos, cierra grados en las escuelas”.
El impacto del impuestazo es aún mayor en casos en que el contribuyente pasó de pagar un ABL más bajo al límite mínimo establecido por la nueva ley, lo que redondea una suba del 1.100%.
Un encumbrado ministro de Macri dijo en octubre de 2010 -en declaraciones radiales-, que a partir del 1° de enero de 2011 se aplicaría al ABL un ajuste por inflación que iba a representar un aumento de entre el 22 y el 30 por ciento.
Un año después, el techo del 30 pasó a ser del 300 por ciento. También había dicho el funcionario que ese incremento iba a incidir menos en las viviendas que habían sido más afectadas con la adecuación del ABL en 2008.
La realidad hoy es otra y se estima que no habrán de ser pocos los reclamos de los contribuyentes que resultaron más perjudicados.
Algo no cierra en todas estas explicaciones como tampoco encaja que el contribuyente deba seguir siendo la variable de ajuste más a mano, segura e indefensa para emprolijar el desbarajuste de cuentas estatales al rojo vivo.
Y, por si todo esto fuera poco, que deba salir a pagar a la carrera, ya que las boletas están llegando a su domicilio con muy escasos días de antelación a su vencimiento.
Es de esperar que el apetito recaudador ceda frente a lo que muchos vecinos porteños perciben como una exacción injustificada y violenta.
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